Javier Sánchez Castro, experto en velas perfumadas desde el año 2002, es actualmente el director comercial de Vila Hermanos, la empresa valenciana que ha fabricado nuestra vela Serendípity. Gracias a él vamos a aprender cómo debe de ser una buena vela, la diferencia entre la cera y la parafina, cómo debe encenderse, … en definitiva, Javier nos va a enseñar a sacarle el máximo partido a nuestra vela, Serendípity.

Una buena vela es la  que hace una combustión correcta. Si la vela es además perfumada se considera otra característica como es la correcta difusión del perfume.

La parafina es un subproducto del petróleo, actualmente casi todas las parafinas que se utilizan son parte del reciclado de los aceites industriales, los cuales se filtran y refinan y se les añade hidrógeno para así eliminar impurezas, lo que se llaman parafinas hidrogenadas. La cera vegetal, tal y como su nombre indica, se saca de diferentes vegetales, los cuales se trituran y filtran para conseguir una masa homogénea para mezclar con el perfume o aceite esencial y actualmente el vegetal más utilizado para las velas es la soja. 

La diferencia más acusada entre la cera y la parafina es que la cera tiene una textura más suave al tacto y una temperatura de fusión, más baja. 

Ambas, la cera vegetal o la parafina deben de arder bien, solo se trata de definir y compensar el número de hilos que conforma la mecha (elección de mecha adecuada), con el diámetro del recipiente a fundir. La vela de cera vegetal hace una luz más cálida, iluminando nuestra piel con más delicadeza.

El tamaño no influye para la combustión de las velas, siempre y cuando se elija la mecha adecuada, sí que pueden influir agentes externos como la temperatura exterior, corrientes de aire, etc. cuanto más diámetro tiene la vela más emite su perfume, ya que la superficie fundida es superior. En invierno la combustión de las velas es más lenta que en verano debido a la temperatura del exterior.

Cuando se enciende se le debe dar tiempo suficiente a la vela para que se derrita toda la superficie de la misma, ya que si se apaga prematuramente, hará que se vaya derritiendo hacia dentro formando un efecto túnel no deseado, debido al efecto memoria de la vela (efecto por el cual tienden a quemar formando túnel una vez aparece). 

Para sucesivos encendidos, antes de encenderla, se debe de quitar la palomita que se forma (a veces) en la punta de la vela. No es ningún defecto, sino que la mecha absorbe perfume y se hincha, si no se quita puede hacer chispas pequeñas al intentar encenderla de nuevo, así evitamos que la mecha se doble por el exceso de peso de la punta.

Si a la vela no se le ha dado el tiempo necesario y en la vela aparece el efecto túnel, la única opción de recuperar la misma, es eliminando toda la cera que quede por encima de la mecha, desaprovechando horas de quemado.

Indistintamente, cualquiera de los métodos es correcto, solo se trata de encender una mecha.

Se debe apagar quitándole el oxígeno tapándola, o bien con la tapa (suministrada normalmente en la vela) , con un simple plato pequeño o material que resista el calor durante el proceso de apagado que son unos segundos. No apagar soplando, ya que nos produciría humo procedente de la mecha de algodón que se está apagando (no muy agradable).

Las velas huelen más si el perfume que llevan es de buena calidad. Suelen llevar entre el 6 y 10 por 100 de perfume salvo casos excepcionales.

La percepción de los perfumes depende de la sensibilidad del consumidor final, ya que la misma fragancia tiene efecto distinto en cada persona.

La mecha es el vehiculo para dar calor a la cera para que ésta se funda, en el proceso interno de la cera vegetal son unas microcápsulas que retienen la fragancia y que con el calor liberan el perfume, por eso las velas necesitan un tiempo para emitir el perfume, ese tiempo viene dado por la fundición de la capa superior de la cera.

Cada mecha tiene su grosor dependiendo del diámetro del recipiente, la longitud viene dada tambien por la altura del recipiente y debe sobresalir de la cera unos 6mm aproximadamente. El material suele ser de algodón, aunque hay otros materiales sintéticos en el mercado.

Esto suele ser debido a que algunos cereros, al contacto de la mecha con el recipiente ponen un plaquita de seguridad más larga de lo habitual para evitar recalentamientos de la base del recipiente evitando posibles roturas (para los envases de cristal) su utilización es por seguridad.

Tener el tiempo necesario para disfrutar de su perfume, ya que no hay momento especial, todos los momentos son propicios para disfrutar de una buena fragancia.

En España la tradición de las velas siempre ha sido más de iluminación y litúrgico que de ambientación y perfumar la estancia. Hoy en día, la gente viaja por diferentes países y puede acceder más fácilmente a ciertas costumbres y hábitos como el consumo de velas perfumadas y, aunque ya se consumían en España desde hace años, la demanda sube y cada día son más accesibles en comercios y tiendas especializadas.

Para invierno los perfumes más demandados son amaderados, resinas, helechos (Cedro, Sándalo, Ambar, etc). En verano se buscan más los perfumes frescos, florales, cítricos ( Bergamota, Azahar, Nardo, Verbena, Jazmín, etc.).

Sí, totalmente. Como indiqué antes, los perfumes más frescos, quizá entran en juego también otro tipo de vela, no perfumada, que da un toque de ambiente.

Los gustos cada día son más unisex y se eligen en función de la estancia que se quiera perfumar. A diferencia de los perfumes corporales, para  las velas  predomina el lugar.