Ya lo anunciábamos hace un año: las velas son nuestra pasión. Por eso, llevábamos tiempo dándole vueltas a la idea de crear la nuestra propia. Éramos conscientes de que en el mercado había muchas, muchísimas y además bonitas, olorosas, duraderas… Pero la nuestra no podía ser una más. Tenía que ser diferente. Única. Empezando por el nombre. Queríamos que tuviera nombre propio porque eso le daría vida. Y además que transmitiera sensaciones, sentimientos, emociones… Y saltó la chispa ¡Y se hizo la luz! Y llegó el nombre: SERENDIPITY. Qué bonito, qué dificil de pronunciar, qué original. Pero ¿qué significa realmente? En español se dice Serendipia pero proviene del inglés Serendipity que deriva a su vez del vocablo árabe Serendib, un nombre persa, del país de Las mil y una noches. ¡Mágico! ¿verdad? Es la magia de la casualidad. Porque de casualidades, de fortuna, de azar, está llena la historia personal de todos nosotros.
Si por serendipia Colón desembarcó en 1492 en América cuando intentaba llegar a las Indias, por qué nosotros no íbamos a dejarnos mecer en los brazos del destino y ver dónde nos llevaba. Y ese destino nos ha llevado hasta nuestra vela, ahora vuestra también: Serendipity.
Felices estábamos con nuestro nombre. Ahora teníamos que elegir el aroma. Una cata de olores nos fue llevando hasta el que quería tener Serendipity. Peonía, nenúfar, comino, rosa, lavanda… Todos ideales pero el de Serendipity llegó solo: AZAHAR. Tan sencillo y a la vez tan puro, tan redondo, tan nuestro. Fue olerlo y sentir que era el suyo. Quizá porque de nuevo el azar (esta vez sin h) quiso poner el perfume de los campos de naranjos en nuestro horizonte, a nuestro alcance.
Pero Serendipity quería ser algo más. Y una de sus definiciones nos dio la clave: “encontrar algo bueno sin buscarlo”. Estábamos hablando de “descubrimientos o hallazgos inesperados” y fue cuando decidimos que dentro de cada vela habría un regalo para que cuando la vela, que no deja de ser efímera, se consumiera quedara su recuerdo. Tres colgantes diferentes para que sea la suerte la que decida cuál es el tuyo.